Durante las últimas semanas, las compañías aéreas han venido reduciendo oferta, cancelando vuelos, siguiendo la tendencia de las cancelaciones propias de los pasajeros que deciden no volar por temor al coronavirus, por un lado, y de las prohibiciones de ingresos desde determinados mercados que establecen los propios países.
Aerolíneas: del ajuste de oferta, al ajuste de empleo
Obviamente, también se ha producido un estrangulamiento de la demanda, que ha perjudicado severamente las finanzas. En ese contexto era cuestión de tiempo para que, del ajuste de oferta, se pasara al ajuste de empleo y personal.
Norwegian Air, por ejemplo, ha cancelado en las últimas semanas unos 4.000 vuelos y dispuso ahora despedir temporalmente a la mitad de su personal. El CEO de la compañía, Jacob Schram, habló de “una situación sin precedentes”. Asimismo, la compañía pondrá en tierra al 40% de su flota de larga distancia.
Air Europa, por su parte, ha comenzado a tramitar un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) sobre toda su plantilla de 3.600 personas: así se lo confirmó a los sindicatos españoles de Sepla y USO. También Iberia ha puesto en marcha un ERTE, aunque no han trascendido mayores detalles.
El CEO de British Airways, el español Alex Cruz, aseguró que la supervivencia de la línea aérea está en juego. Y en función de ello anticipó despidos y cancelaciones de vuelos: “Vamos a suspender rutas y a dejar aviones en tierra como no lo hemos hecho nunca”.
Por último, Lufthansa inició una ronda de negociaciones con todos los gobiernos europeos donde tiene una línea aérea (Alemania, Suiza, Austria y Bélgica) para pedir formalmente una ayuda económica. Al parecer el objetivo es mejorar la posición financiera de la compañía y blindar sus cuentas ante esta situación.
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