La iniciativa que busca suspender las operaciones de carga en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) requiere de acciones que no vulneren un servicio fundamental para la sociedad y la economía del país.
La aviación juega un rol fundamental en las cadenas de suministro globales, especialmente en el transporte de bienes perecederos y de alto valor. Un sistema esencial que, a pesar de los retos y caídas que impuso la pandemia, ha venido mostrando crecimiento.
De hecho, en los últimos años en Latinoamérica y el Caribe se ha registrado un aumento significativo en la cantidad de vuelos de carga y en el tonelaje transportado. La capacidad de carga de la región exhibió una tasa de crecimiento anual compuesta del 9,7% entre 2011 y 2019, y la proporción de capacidad ofrecida en servicios de carga exclusivos pasó del 12% en 2016 al 16% en 2021. Esto, en gran medida, gracias al creciente mercado de comercio electrónico.
México es el principal país de la región en términos de capacidad de carga internacional, con una participación del 28% sobre el total general y con mayor aumento en la proporción de carga aérea sobre el total regional, donde aumentó su peso del 11% al 27% entre 2011 y 2021.
En términos domésticos, en 2021 México ofrecía el 26% de la carga aérea de la región, mientras que Ciudad de México se consolidó como la segunda ciudad con mayor origen de carga aérea interna (el 6% del total después de San Pablo, Brasil).
Estas cifras demuestran que la carga aérea es un servicio esencial que mueve la economía local y regional, generando bienestar socioeconómico para la población, desde el pequeño productor hasta las grandes corporaciones.
Una medida preocupante
Por ello, nos preocupa altamente el proyecto que prevé el cierre de AICM para operaciones de transporte aéreo de carga y la habilitación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) para ese fin. Las instalaciones y procesos para la importación y exportación de carga no están habilitados en su totalidad en AIFA, como es el caso de la infraestructura física de bodegas, certificación de los operadores de apoyo en tierra, agentes aduaneros y agentes de carga.
Separar el aeropuerto de carga del aeropuerto de pasajeros representa también una afectación importante para la conectividad de las cargas, ya que alrededor de 50% de las misma son transportadas en las bodegas de aeronaves de pasajeros. La separación de estas operaciones generaría demoras, mayores costos (que se verán reflejados en los valores que paga la población por los productos) y menor flexibilidad y eficiencia. La competitividad de Ciudad de México como hub de carga se vería perjudicada, así como el sistema de transporte aéreo comercial que allí opera.
Si bien la pandemia afectó significativamente las cadenas de suministro, los operadores de carga han hecho esfuerzos destacados, juntamente con las autoridades, para seguir prestando un servicio esencial. Por ello, especialmente en este momento de recuperación, las medidas deben estar más planificadas, articuladas y organizadas. Cambios repentinos sin la consideración de los involucrados podrían generar mayores pérdidas para todos y disrupciones en un servicio que no para día ni noche.
A pesar de que se anunció una ampliación en el espacio de tiempo, desde ALTA llamamos a las autoridades a considerar de manera urgente una discusión y planificación para lograr transiciones efectivas y oportunas que no vulneren un servicio fundamental para la sociedad y economía del país. Un plazo mínimo de 12 meses es fundamental para lograr la migración a AIFA de manera articulada y con un servicio eficiente y seguro para los importadores y exportadores de México.
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